06 May 2025
La formación, asignatura pendiente para las microempresas
El gasto en formación mejora la competitividad y la capacidad de adaptación de las empresas, pero también representa un desafío debido a las limitaciones financieras y operativas que enfrentan las empresas más pequeñas.
Alex Ordóñez - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
En el panorama empresarial español, las microempresas, aquellas que cuentan con menos de 10 empleados, constituyen la mayoría del tejido productivo. Sin embargo, a pesar de su importancia, la formación de sus empleados sigue siendo una de las principales asignaturas pendientes. Aunque el gasto en formación ha ido en aumento en los últimos años, las microempresas continúan destinando una cantidad mucho menor a la capacitación de su personal, lo que repercute directamente en su capacidad para innovar, adaptarse a cambios del mercado y mejorar su competitividad.
El gasto en formación por empleado es un indicador clave para medir el nivel de inversión que las empresas realizan en la capacitación de su personal. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y diversos estudios realizados por organismos especializados, la brecha en el gasto formativo entre las microempresas y las empresas de mayor tamaño es notable.
En general, el gasto promedio en formación por trabajador ha ido aumentando en los últimos años. Según la Encuesta Anual de Coste Laboral, realizada por el INE, en 2023 el gasto medio por trabajador fue de aproximadamente 70,32 euros. Este dato representa un incremento respecto a años anteriores, donde el gasto por empleado era de 60,51 euros en 2021 y 55,57 euros en 2020. Sin embargo, cuando este gasto se desglosa por tamaño de empresa, las diferencias son significativas.
Las microempresas destinan una cantidad considerablemente menor a la formación de sus empleados en comparación con las medianas y grandes empresas. En promedio, el gasto por trabajador en las microempresas se sitúa en torno a los 30 euros anuales, lo que representa menos de la mitad del gasto medio en empresas de mayor tamaño. Esta brecha se agranda aún más cuando se comparan las microempresas con empresas grandes, que pueden llegar a gastar entre 150 y 200 euros por trabajador en programas de formación continua.
Este bajo nivel de inversión en formación por parte de las microempresas tiene varias causas. En primer lugar, muchas de estas empresas operan con márgenes ajustados y carecen de los recursos financieros necesarios para invertir en programas de capacitación. Además, las microempresas suelen estar más centradas en la operativa diaria del negocio, lo que limita su capacidad para priorizar actividades formativas que no estén directamente relacionadas con la producción o el servicio inmediato.
Otro factor que contribuye a esta disparidad en el gasto es la falta de personal especializado que pueda gestionar y coordinar la formación dentro de la empresa. En las microempresas, los recursos humanos suelen ser muy limitados, lo que implica que, si bien los propietarios o gestores desean mejorar las habilidades de su equipo, a menudo carecen del tiempo o los conocimientos necesarios para llevar a cabo estas iniciativas. La falta de planificación y estructura en cuanto a formación es otro aspecto que se observa con frecuencia en las microempresas.
Por otro lado, también es importante señalar que muchas microempresas desconocen las ayudas y subvenciones disponibles para la formación. A menudo, estas pequeñas empresas no están al tanto de los programas de formación subvencionados que pueden financiar parcial o totalmente la capacitación de sus empleados. En este sentido, el desconocimiento sobre las posibilidades de recibir apoyo financiero en la formación es una barrera importante para la inversión en la capacitación.
Impacto de la formación en la competitividad
La escasa inversión en formación que realizan las microempresas repercute directamente en su competitividad y capacidad de innovación. Las empresas que no invierten en la formación de su personal tienden a estar menos preparadas para afrontar los desafíos del mercado, especialmente en sectores que requieren actualización constante en términos de habilidades y tecnologías. La falta de conocimiento de nuevas tendencias, herramientas digitales y procesos de trabajo más eficientes limita el crecimiento de las microempresas, que se ven incapaces de competir con empresas que sí están invirtiendo en la capacitación de sus empleados.
Además, las microempresas que no ofrecen formación continua a sus empleados también experimentan mayores tasas de rotación, ya que los empleados buscan otras oportunidades que les ofrezcan desarrollo profesional. Esto genera un círculo vicioso en el que la falta de inversión en formación contribuye a la escasa motivación y compromiso de los empleados, lo que a su vez aumenta la rotación y reduce la productividad.
En contraste, las empresas que sí invierten en formación de manera continua experimentan una mayor motivación de sus empleados, lo que se traduce en una mejora de la productividad, la calidad de los productos y servicios, y la satisfacción de los clientes. Además, la formación contribuye a crear un ambiente de trabajo más dinámico e innovador, lo que permite a la empresa adaptarse mejor a los cambios del mercado y, en muchos casos, incluso liderar estos cambios.
Estrategias para mejorar el gasto en formación en microempresas
A pesar de las barreras que enfrentan, existen diversas estrategias que las microempresas pueden seguir para aumentar su inversión en formación sin comprometer excesivamente sus recursos financieros. Algunas de estas estrategias incluyen:
- Aprovechar las subvenciones y programas de formación: Existen múltiples ayudas y subvenciones que permiten a las microempresas acceder a programas formativos sin que tengan que asumir todo el coste. Por ejemplo, la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FUNDAE) ofrece subvenciones para la formación de los empleados de pymes y microempresas. A través de este tipo de iniciativas, las microempresas pueden reducir el impacto económico de la formación.
- Formación online y a distancia: Las plataformas de formación online permiten a las microempresas ofrecer capacitación a sus empleados sin la necesidad de gastos adicionales en desplazamientos o logística. Además, los cursos online suelen ser más asequibles y adaptables a los horarios de los empleados, lo que permite integrar la formación de manera más flexible en el entorno laboral.
- Colaboración con otras microempresas: La colaboración entre microempresas para organizar actividades formativas conjuntas también puede ser una solución eficiente para compartir costes. A través de asociaciones o grupos de empresas, se pueden organizar sesiones de formación en áreas comunes, lo que reduce los costes por empresa.
- Mentoría y programas de intercambio de conocimientos: Las microempresas también pueden recurrir a programas de mentoría, en los que empresas más grandes o más experimentadas en su sector ofrecen asesoramiento y formación práctica a las microempresas.
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