31 Aug 2025
Segundo intento frustrado de terminar con la guerra de Ucrania
El pasado 15 de agosto el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reunieron en Alaska para alcanzar un acuerdo para poner fin al conflicto de Ucrania.
Al fin y al cabo, Trump está intentando cumplir con sus compromisos electorales y seguir demostrando sus habilidades diplomáticas. Sin embargo, la lectura posterior a la cumbre no fue demasiado positiva para el republicano. Putin reiteró que había que solucionar las «causas fundamentales» de la guerra, es decir, la ampliación de la OTAN hacia el este o modificar las propias fronteras de la exrepública soviética. Dos aspectos que, desde la perspectiva rusa, deben constituir la base de cualquier acuerdo. Además, Vladimir Putin exigió que Ucrania se retire de las regiones de Donetsk y Lugansk, que Rusia controla únicamente al 70%, como condición para poner fin a la guerra a cambio de congelar el resto del frente. Unos días más tarde, Trump se reunió con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski y con los líderes europeos para comunicar las demandas de Putin, de sobra conocidas por todos. El encuentro en la Casa Blanca entre los líderes europeos y Trump fue mucho mejor de lo que se temía en un principio, dados los antecedentes de la reunión de febrero. Trump se mostró abierto a coordinar las garantías de seguridad para Ucrania si se pudiera llegar a un acuerdo de paz con Rusia. También se comprometió a organizar una reunión entre Zelenski y Putin antes de las conversaciones trilaterales entre las dos naciones y Estados Unidos.
│Más allá de Ucrania
El nuevo giro en la postura de Washington frente a Ucrania desconcierta a todos los involucrados. Por un lado, nada ha cambiado: Rusia mantiene sus demandas maximalistas, Estados Unidos se niega a ofrecer garantías de seguridad a Ucrania, Ucrania no ha cedido territorio y los líderes europeos mantienen su compromiso con la defensa de Kiev. Sin embargo, la cumbre de Alaska puede marcar un punto de inflexión significativo en la trayectoria de la guerra. Putin no solo se mantuvo firme en sus demandas previas, sino que también logró reformular los términos del conflicto, lo que ya de por sí constituye una victoria táctica. Además, se sospecha que en la reunión entre ambos podrían haberse discutido otros temas más allá del conflicto. Prueba de ello es la reciente firma de Putin de un decreto que podría permitir a los inversores extranjeros, incluida la petrolera estadounidense Exxon Mobil volver a participar en el proyecto de petróleo y gas Sakhalin-1.