04 sep 2025
Preguntas sin revolver de la guerra comercial emprendida por Trump
La presión arancelaria sigue su caótica andadura, con amenaza de nuevos gravámenes e indagaciones judiciales sobre su legalidad, que añaden más incertidumbre exportadora.
Ignacio J. Domingo - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
La sacudida comercial emprendida por Donald Trump entra en otra dimensión de incertidumbre y de tensión después de que se haya concretado el primer esbozo del mapa arancelario con los gravámenes recíprocos que entraron en vigor, mayoritariamente, el pasado 7 de agosto. En todo proceso inconcluso, sometido, como el que ha restablecido los peajes aduaneros, a los vaivenes negociadores que la Administración republicana ha implantado para forzar acuerdos bilaterales, las tensiones arraigan con suma facilidad. En especial si, además, existen razones fundadas para poner en tela de juicio su legalidad, a la que apuntan los tribunales estadounidenses. Son varios los interrogantes que sigue dejando la contienda comercial americana. En esencia, tres botones de muestra que ayudan a entender el verdadero calibre de esta nueva carta de navegación con la que tendrán que operar los sectores exteriores.
1.- ¿Hemos llegado al punto álgido de los aranceles de Trump? ¿O aún quedan muchos más por venir?
Uno de los comentarios más recurrentes en las últimas semanas ha sido que, si bien los aranceles de Trump pueden haber aumentado gradualmente hasta un nivel no visto desde la década de 1930, al menos han puesto fin a una temida incertidumbre.
Sin embargo, con los llamados aranceles secundarios del 50 % sobre los productos indios debido a las importaciones indias de petróleo procedentes de Rusia, y con importantes sectores como el farmacéutico y el de semiconductores a la espera de conocer los aranceles que enfrentarán, parece prematuro dar por finalizada la incertidumbre.
Además, en los últimos días, Trump ha anunciado nuevas investigaciones de seguridad nacional sobre turbinas eólicas y muebles importados. También sobre los países que apliquen impuestos digitales. Sin olvidarse de las dudas legales que generan los aranceles originales del Día de la Liberación de Trump, a los tribunales estadounidenses. Con un panel de apelación y los jueces de la Corte Suprema listos para dictaminar en los próximos meses si la facultad legal que Trump invocó fue siquiera legal.
2. ¿Es así como se asienta la relación económica entre EEUU y China? ¿Y es eso aceptable?
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, dice estar satisfecho con el estado de los aranceles y las negociaciones comerciales con China. Sin embargo, incluso la tregua que Trump amplió al inicio de agosto se muestra frágil. Las tensiones pueden ser, quizás, un rasgo identificativo de la nueva Guerra Fría económica. Pero será difícil convivir con un temor a que alguna de las superpotencias cometa algún repentino que precipite a la coyuntura global hacia otro vacío existencial.
3. ¿Cómo se ve la economía estadounidense en el segundo semestre?
El consenso de mercado de Bloomberg insiste en que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha dejado un panorama bastante sombrío de la economía americana en su discurso en Jackson Hole de la que -dijo- “está experimentando un claro repunte inflacionista que es reflejo de los aranceles y que repercute negativamente en la propensión al gasto de los consumidores mientras se acelera el debilitamiento del mercado laboral. Frente a los defensores que ven la botella medio llena en el discurso del responsable de la política monetaria americana y que destacan que sus palabras se jactan de un posible rescate de la Fed a la economía como ocurrió en 2019, la última vez que los aranceles frenaron el crecimiento.
El mayor PIB del planeta creció en la primera mitad de este año a igual ritmo que a lo largo del mismo semestre de 2024. Mientras Goldman Sachs señala que la debilidad del dólar ha inflado las ganancias corporativas, y los ingresos de no pocas empresas que operan en el exterior dan la sensación de ser más intensos tras su conversión al billete verde americano y alerta de que los beneficios reales del S&P 500, excluyendo la volatilidad del sector energético, aumentaron un 4,8% tras la recién concluida temporada de resultados, pero con una salvedad notable: “Al tipo de cambio constante, el alza de facturación de las empresas del indicador más famoso de Wall Street se desaceleró un 2,7% para el S&P 500. Frente a los de las firmas de mediana y pequeña capitalización, que disminuyeron”.
Julian Schaerer, economista de Julius Baer, considera que el shock arancelario desencadenó un cambio crucial en la política comercial norteamericana al que se han acomodado la mayoría de las potencias de rentas altas, que han optado por negociaciones bilaterales. Para comprender el futuro -avisa- “nuestro marco conceptual de investigación señala hasta tres posibles sendas: la fragmentación sistémica, la reanudación del compromiso con EEUU en el marco de la OMC, o el aislacionismo sostenido del gran mercado global, acompañado de una liberalización en cascada en otros países. Esta última alternativa es la que está ganando terreno, tal y como se observa en medidas como la eliminación, por parte de Australia, de 500 aranceles molestos, lo que sugiere que la cooperación es posible incluso sin la participación de la Casa Blanca.
Si todos los demás actores principales se comprometen con una vía basada en las normas, el sistema comercial mundial puede seguir siendo predecible, abierto y mutuamente beneficioso y eludir una hoja de ruta sinuosa, con un aminoramiento del crecimiento global hasta el 3,1% este año y el 2,9% en 2026, en gran medida por la pérdida de vigor de EEUU, frente a la resiliencia que manifestarían otras latitudes del planeta.
A juicio de Schaerer, las tres opciones descritas por el servicio de estudios de Julius Baer implican efectos colaterales inminentes. El primero, el escenario de la fragmentación en bloques rivales implementaría aranceles competitivos, resultado temido que parece cada vez más improbable dado que se ha mantenido la moderación. El segundo, la reanudación del papel activo de EEUU en el sistema de la OMC -el más atractivo en teoría-, parece políticamente improbable. Mientras el tercero, el más creíble, es del aislacionismo americano con el resto del mundo, impulsor de acuerdos regionales y plurilaterales, cobra cada vez más fuerza.
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