25 jun 2025
Los oligarcas rusos no desean el regreso de empresas occidentales
Las empresas rusas que adquirieron marcas como McDonald's, Heinz y Kellogg's tras la invasión de Ucrania presionan al Kremlin para mantener sus activos en el futuro.
Diego Herranz - Colaborador de Asesores de Pymes externo a Cesce
Al frente de esta iniciativa se encuentra Vkusno i tochka, que se traduce como Sabroso, punto, la cadena de comida rápida que reemplazó a McDonald's tras la salida del gigante americano de Rusia en 2022. En una cita de negocios en el Kremlin con el presidente Vladimir Putin a finales del mes pasado, el director ejecutivo Oleg Paroev afirmó que el regreso de McDonald's desharía años de trabajo para desarrollar la marca rusa.
"Creamos nuestros propios sistemas informáticos, nuestros propios equipos de cocina, nuestras propias innovaciones, y si la marca regresa, todo eso volverá a ser extranjero", declaró Paroev antes de recalcar que "el trabajo de nuestros socios rusos sería, en cierta medida, en vano". Esta recreación, constatada por Business Insider, justifica la iniciativa que el Kremlin y la Duma rusa promovieron en los días previos para convertir en ley que dificulta -y en casos concreto, impide- que las empresas occidentales recuperen las acciones o compañías que abandonaron por el veto occidental a Moscú tras la invasión de Ucrania.
Más de tres años después del inicio de las hostilidades contra Kiev, casi 500 firmas extranjeras emigraron del mercado ruso por completo, según la base de datos Leave Russia de la Escuela de Economía de Kiev. La mayoría, vendieron sus negocios locales a compradores rusos, a menudo con grandes descuentos y en ocasiones con cláusulas de recompra que permitían una posible devolución en el futuro. Pero el nuevo proyecto de ley otorgaría a las autoridades la facultad de cancelar esos acuerdos, especialmente si el precio de recompra estuviera por debajo del valor de mercado, una herramienta que concede al Kremlin un argumento aleatorio con el que repeler intentos de retorno de acciones a manos de compañías occidentales. Aunque, además, la nueva legislación otorga al ejecutivo ruso poderes amplios para excluir permanentemente a empresas foráneas y, en paralelo, para proteger a las rusas.
También “socavaría el Estado de derecho y reforzaría los temores de los inversores de que los negocios en Rusia no solo son de alto riesgo, sino también inestables y arbitrarios”, conviene en señalar Roman Sheremeta, profesor de Economía en la Escuela de Administración Weatherhead de la Universidad Case Western Reserve. "Cualquier firma occidental comprende que los riesgos a largo plazo son enormes", enfatiza.
El mayor apoyo al proyecto de ley proviene de las empresas rusas que reemplazaron a las marcas globales. Y, en especial, del propietario de Vkusno i tochka, Alexander Govor, quien adquirió la totalidad de las acciones de McDonald's en 2022. La cadena cuenta en la actualidad con más de 930 establecimientos que atienden a 2 millones de clientes diariamente y generan unos ingresos superiores a los 187.000 millones de rublos (2.400 millones de dólares) según datos corporativos de 2024, más del doble de lo que McDonald's obtuvo en su último año en Rusia, si bien la firma estadounidense de comida rápida ha declarado que no tiene intención de retornar al mercado ruso.
Pero Govor no es la única voz empresarial con deseos proteccionistas. También figuras como la de Stanislav Yodkovsky, director ejecutivo de IVA Technologies, firma rusa de videoconferencias y comunicación, presiona para que se instauren aranceles y restricciones a las importaciones a sus competidoras extranjeras, con mención expresa a Zoom y Microsoft. Igual que Maria Gekht, alta ejecutiva de Rusido, empresa rusa de semillas, quien insta al Kremlin a mantener los vetos a la compra del exterior de bienes agrícolas para ayudar a los productores locales a expandirse.
El Kremlin promociona la estrategia de Rusia de sustituir importaciones (reemplazar productos occidentales por productos nacionales) como un mecanismo de crecimiento cuando su ciclo de negocios empieza a dar síntomas de agotamiento. Pese a que los economistas advierten de que el proteccionismo estatal y el aislamiento de la competencia foránea puede frenar la innovación y el vigor productivo a largo plazo de las empresas. “Empresas como Vkusno i tochka pueden reportar ganancias a corto, pero su éxito se debe en gran medida a un entorno de monopolio creado por la ausencia de competidores extranjeros”, afirmó Sheremeta. “Esto no es innovación, es mantenerse a resguardo”. McDonald's vendió sus 850 restaurantes a un franquiciado ruso en 2022.
“En el caso de Rusia, este modelo del pasado ya crea ineficiencia, estancamiento tecnológico y mayor dependencia de los subsidios estatales”, corrobora el profesor de la escuela de negocios Weatherhead de la Universidad Case Western Reserve, quien insiste en que, a largo plazo, “este sistema reporta riesgos significativos de aislamiento económico, con fuga de capitales y cerebros y pérdidas sostenidas de credibilidad ante los inversores globales”.
Sin embargo, el Kremlin está totalmente comprometido con esta causa, por lo que los intentos de bloqueo a las empresas occidentales son tanto de índole política como económica.
“La guerra, las sanciones, los vetos y la reorientación hacia una economía bélica han contribuido a un retroceso en el tiempo, a un viraje retrospectivo hacia mecanismos ajenos al libre mercado y hacia una mayor intervención gubernamental”, declara a Business Insider Anders Olofsgard, subdirector del Instituto de Economía de Transición de Estocolmo. Este cambio, ha reforzado la dependencia de las empresas de la buena voluntad del Kremlin y las ha incentivado a presionar para obtener una protección aún mayor”, asegura.
Pese a las advertencias de los analistas, los políticos rusos no andan con rodeos. “No esperamos a nadie con los brazos abiertos. Las decisiones pasadas tendrán un precio”, declaró el ministro de Industria y Comercio, Anton Alikhanov, a propósito de la huida del sector privado extranjero. Mientras Dmitri Medvedev, antiguo jefe de Estado y de Gobierno y vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, afirmaba que un retorno “será difícil”, aunque ninguna lo haya intentado de manera oficial. “Nos pusieron a todos en una situación difícil y se escaparon”, dijo: “Y ahora, si quieren volver, ¿deberíamos allanarles el camino? ¡Claro que no!”, espetó.
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